Blog

ARGENTINA, TIEMPOS DE INTERNET

En los tiempos de Internet, hay que fomentar los cambios necesarios para los individuos y las empresas …

Durante el siglo XX, los argentinos dejaron en masa el campo para ir a las ciudades a trabajar en las empresas industriales y en las de servicios. Esos hombres llegaban en el tren desde tierras lejanas para tomar posesión de la ciudad, gracias a su capacidad de adaptación y a su inteligencia. Este movimiento, a la velocidad del vapor, permitió al país desempeñar su papel económico y social durante casi 100 años, formando nuestras mentalidades, ideas políticas, desarrollo económico y social. (La mayoría de nuestras instituciones son las resultantes de la Revolución de Mayo, de los primeros congresistas y constitucionalistas, acontecimientos del siglo XIX.)
En esa época, la del vapor, el ritmo del cambio se vinculaba con el del tren. El país cambiaba a medida que se abrían nuevas líneas ferroviarias y el Estado también lo hacía a esa velocidad.
Pero nuestro país, básicamente, no cambió desde entonces. Ni tampoco nuestro universo político, económico y social inspirado en aquel tiempo. Nos hemos retrasado del primer mundo: no contamos ni con el ritmo ni la escala necesarios. Hoy en día, el transporte físico de los hombres o de las mercancías ya no garantiza la supremacía de un país, sino el transporte intelectual de las ideas, de los conceptos, de los servicios y las innovaciones.
Internet recompone la mayoría de las jerarquías (por otra parte, también las cambia), a los individuos, a las instituciones, a las empresas, a las telecomunicaciones, y los Estados son cuestionados por este medio.
Necesariamente, nos tendremos que adaptar a este nuevo juego.
Pronto, la humanidad contará con 7 mil millones de individuos, con más de mil millones de trabajadores pobres (con menos de 2 dólares de ingresos al día). En este contexto, nuestras pequeñas disputas sindicales o políticas aparecen como ridículas.
Nuestro país debe entrar en un movimiento permanente y total de cambio social e intelectual. El Congreso debería discutir las reformas necesarias y la formación de los profesionales. Los proyectos deberían ser elaborados por interlocutores sociales capaces de comprender la velocidad del tiempo que vivimos, teniendo en cuenta los nuevos datos económicos y sociales inducidos por la crisis. No se debería insistir en la adaptación del modelo económico y social fijo y conformista, ni por la lucha que los ciudadanos emprenden por sus derechos adquiridos.
En los próximos años, el país debería obtener y asignar los recursos suficientes para procurar los cambios que se reclaman.
O sobrevendrá la desesperación social… ?


Fuente: adaptación libre del artículo, traducido automáticamente, de Didier Cozin, para Le Monde (8.7.09): “Au temps de l'Internet c'est la vitesse et la capacité à changer qui sauveront les individus comme les organisations”.

CONGA.digital